Censo de Zughar

Mi nombre es Zughar soy un Sangriento de la hermandad de Hogar de Héroes. Nací en Andorhal, soy el hijo de Naggen, mi padre era un fantástico alquimista y gracias a eso, nuestra familia es una de las más prosperas de la ciudad, o lo era hasta que llegó la plaga. Mi padre tenía la estúpida obsesión de que yo debía ser un alquimista como él, pero lo que verdaderamente me interesaba, era la inscripción. Pelee muchas veces contra la voluntad de mi padre para que fuese alquimista, continuamente me encerraba en su laboratorio para que practicara haciendo pociones, pero yo las hacía a desgana y muchas veces producía alguna que otra explosión o algún incendio “controlado”. Una noche, las alarmas de la ciudad sonaron y cientos de gritos de desesperación se alzaron al cielo. Las hordas de la Plaga, que llevaban asediando nuestra magnífica ciudad desde hacía meses, habían superado las defensas finalmente. Cuando irrumpieron en nuestra casa, mi padre intento negociar con ellos para que me llevasen a mí y le dejasen vivir, el estúpido cobarde de mi padre intentó usarme como moneda de cambio, pero no sirvió de nada, fue atravesado por una espada llena de óxido que le abrió la cavidad torácica dejando caer sus entrañas al suelo antes de que este se desplomara muerto en el suelo. En mi letargo, solo oía voces que me llamaban, eran unas voces que retorcían mi alma de dolor, atormentaban mi ser y hacían que cada movimiento de su oscura lengua fuese como una puñalada en el pecho. Cuando desperté como Renegado, tenía muy claro lo que debía hacer. Ahora soy un Maestro Demonologo, maestro de las artes oscuras, que busca venganza hacia esa raza de cobardes a la que antes pertenecía. Lo único bueno de la no-muerte es que ahora puedo dedicarme completamente a mi pasión por la Inscripción sin que haya nadie que me moleste (y si lo intentan los aniquilo =D).
Esta es la historia de mi humilde vida. Nunca he hecho nada especial, ni creo que lo haga nunca, lo único que me mantiene en pié es la sed de venganza.